Si digo que el equipo de fútbol de por donde vivo está a punto ascender a 1ª división por vez 1ª en su historia, y además añado que el sitio desde el que escribo es donde se celebran éxitos deportivos y pregones, difícil disimular que la información deportiva me la repampinfla. Para mi desgracia soy adicto desde que recuerdo a la radio hablada de madrugada y 1 radiodespertador de los 1º que sacaron los chinos antiguos antes del con toma eléctrica además de pilas es de los pocos objetos que me llevaría a 1 isla desierta. Más difícil que haya sobrevivido a los traslados, pero estoy convencido que la herencia de tener poner a medianoche inmediatamente antes de los programas que me gustan algo parecido a 1 noticiario deportivo, se la debemos hasta sus refractarios a José Mª García de cuando compartía ondas con Jesús Quintero, el Loco de la colina, pero a efectos del asunto, hace años que los becarios y secundarios del diario deportivo Marca, que no ví nunca deliberadamente ni aunque no hubiera otra cosa que leer, hasta voy a peluquerías de ambos sexos en gran parte por eso, se subcontratan a las otras cadenas de radio principales, y por tanto, lo temible del cierre que se anuncia de la que debe ser su cabecera, sé a ciencia cierta que no afecta tanto a locutores y colaboradores en lo que se refiere a despidos, más de 200, sino que precisamente el poderío heredao del franquismo de esa marca de Unidad Editorial se debe mayormente a su agenda de contactos y equipo de producción que les permite entrevistar a quien quieran a la hora que sea. Pero esa no es la radio hablada que digo y la pretenciosidad de alguno de estos me carga especialmente, tan seguro que por no oirlos ni siquiera me haría falta enchufe en la isla desierta, convencido que me dormiría como 1 lirón con solo tenerlo al lado como amuleto. Pero por desgracia estoy muy puesto en el asunto, más en estas fechas como casi todo quisque ni aunque no quisiera, pero si no fuera porque sé cómo y quién hace las cosas, de buena gana me alegraría de los despidos y el cierre. Mi indignación subió muchísimo cuando 1 noche al salir de madrugada en mi turno de teleoperador de guardia, oí a 1 de esos botarates jactarse de no haber redactao 1 SMS en su vida, le valía con el teléfono y a mí aguantar tediosos turnos al aparato oyendo la cháchara esos tipos pomposos que no podían vivir sin el móvil, pero de llamadas. Además del esfuerzo de alfabetización digital que estábamos haciendo los operadores y luego programadores informáticos casi a la fuerza, gran parte de la debacle económica se ha producido porque los casi desaparecidos, excepto en su forma informática, SMS han pasado por encima como 1 apisonadora sobre esos listos.